Humedales: tiempo de protegerlos

Los humedales son “ecosistemas acuáticos que sostienen la biodiversidad y nos proveen importantes elementos para la vida”. Clara definición de un tema sobre el que hace diez años nadie hubiera propuesto legislar, porque no era prioritario. De hecho, algunos ni siquiera habrían sabido de qué se hablaba.

Pronto aprobaremos un proyecto de ley que busca proteger los humedales urbanos, necesario no sólo porque existe mayor claridad sobre la importancia de estos cuerpos de agua, sino también porque hay una creciente organización social en los territorios buscando protegerlos, especialmente de la voracidad inmobiliaria.

Hasta ahora nos conformábamos con tener 13 humedales bajo la protección que brinda la Convención Ramsar. Sin embargo, a lo largo de Chile hay miles de ellos, de todos los tamaños, que no están siendo cuidados ni siquiera mínimamente.

La visión de la justicia sobre estos cuerpos de agua también ha cambiado. Esto quedó claro con el fallo de la Corte Suprema sobre el humedal Llantén de Puerto Montt, sentando jurisprudencia al considerar una obligación del Estado proteger todos los humedales, sin importar que estén en un terreno privado.

Ese fallo estableció que los humedales deben ser protegidos aunque sean artificiales, cuando haya biodiversidad que cuidar, y fijó un plazo de tres años para que un colegio sea “reubicado”, de manera de permitir “el escurrimiento natural de las aguas lluvias”.

El proyecto de ley establece un mínimo de protección de los humedales urbanos, lo que deberá reflejarse en ordenanzas municipales. La necesidad de viviendas no puede servir para justificar la precariedad de muchos de estos cuerpos de agua, amenazados por el depósito de desechos o por la acción de quienes insisten en rellenarlos para construir sobre ellos.

Por eso, es importante que los humedales sean incluidos en los instrumentos de ordenamiento territorial y que su eventual afectación sea sometida a evaluación ambiental. Esto es importante para el turismo, la observación de aves, la protección de reservas hídricas, la seguridad ante sequías y tsunamis y, sobre todo, para las comunidades que los consideran parte de su identidad geográfica y cultural.

Publicado en Columnas.