¿Quién podría oponerse a la idea de que Puerto Montt se convierta en un gran puerto de cruceros del sur de Chile? Valoro la iniciativa municipal impulsada por el alcalde Gervoy Paredes y su Concejo Municipal. No obstante, hago un llamado a la prudencia.
Una obra de este tipo involucra una millonaria inversión que el Estado no puede asumir solo. Además, debido a su magnitud, dudo que concite el interés de inversionistas.
Aquí no se trata sólo de definir un lugar de emplazamiento para tan suculenta obra. No se trata sólo de una bonita imagen de Power Point que muestre idílicamente cómo se vería nuestra capital regional. Se trata, entre otras cosas, de profundizar en estudios de modelo de negocios, ingeniería básica y medioambiental que comprendan, entre otras cosas, análisis oceánicos, factibilidad y rentabilidad.
Si queremos un puerto exclusivo de cruceros, estamos hablando de naves de aproximadamente 300 metros de eslora, con más de 2 mil pasajeros, tripulaciones de miles de personas y áreas de aparcamiento para al menos 45 buses, entre otras cosas. ¿Tenemos esos espacios en nuestra capital regional?
Darle viabilidad a este interesante proyecto pasa por pensar en el único puerto público que tiene el Estado en la región: Empormontt, que cuenta con áreas de reserva para la construcción de un puerto de carga en el sector de Panitao.
¿Nos olvidamos, acaso, que en el primer gobierno del Presidente Piñera se realizó una millonaria y fracasada licitación de ese puerto? ¿Obviamos, acaso, que varios de los mismos que fracasaron hace seis años hoy dirigen Empormontt?
Hoy, en el actual emplazamiento de Empormontt, el puerto no es amigable con la comunidad, lo que implica que hay que optimizarlo, aumentando frentes de atraque para naves cada vez mayores, sobre todo después de la aprobación de la Ley de Cabotaje. Por ello, es fundamental sacar la carga de Puerto Montt durante la temporada de cruceros y habilitar Panitao, de manera de competir con los privados en mejores condiciones que las actuales.
Si no tenemos una mirada en esta línea, creo, modestamente, que el anhelado y soñado puerto de cruceros no pasará de ser una nueva gran idea sin resultados verdaderos.